Después de rodear la plaza, la silueta de luces que forma la procesión penetra en la espaciosa nave de la iglesia donde los armoniosos ecos de la música, las sentidas voces de los cantantes y la expresiva voz del sacerdote dan la bienvenida a la pura virgen. Desde las once de de esta noche hasta las dos de la madrugada, las incansables músicas de Crevillente y Jumilla, distraen con sus alegres sonatas a la mucha gente que se pasea por la plaza. En nada desmiente la animación creciente del día 4 a la que contemplé el 3. Las músicas populan por las calles, regalándonos los oidos con sentidos pasodobles […]
Fuente: El Constitucional : diario liberal Epoca SEGUNDA Año XIII Número 3105 – 1878 agosto 10